lunes, 20 de febrero de 2012

Llegaste a mi y para mi...

En un instante tu y yo nos encontramos
callados e inquietos,
miraba tus ojos que se fundían llenos de amor con los míos.

Comenzaron hablando de lo mucho que extrañabas mis besos
llenos de lo que siento por ti.

Nuestros rostros se hacían más cercanos
mientras mi corazón palpitaba
al mismo son que el roce de tus manos en mi cuerpo.

Y tú voz, reclamaba  a tu razón haberte alejado de mi corazón
que ahora es vagabundo del amor que impaciente
reclama lo suyo.

A punto de besarnos con ansias locas de volver a tenerte...
interpuse mi mano temblorosa
sobre tus labios alejándolos de lo míos.

Te miré y me miraste, en la profundidad de la noche fría
me negué a manchar el limpio amor de tu alma pero
de pronto el aire acaricio la cálida memoria de la pasión que nos unió.

Y supe que aunque estas con ella,
tú, sigues siendo mio...
fue entonces cuando mis manos con suavidad
tomaban tu rostro para que así mis besos llegarán a ti.

Bajo la luz de la luna nos amamos
con besos infinitos y comprendí que tú eres para mi.

Te amo es una palabra, un sentimiento que se queda
tan corto en esta ocasión.

Pido y ruego al destino te traiga junto a mi,
para que volvamos a ser felices
y como antes amarnos sin restricciones.

Ángel de hielo, llegaste a mi y para mi...


sábado, 18 de febrero de 2012

Olvido de 8 años en una hora se recuerda

Fue una noche de frío invierno
cuando la inocencia de mi pequeña alma
al sonido de la puerta
se esfumo la alegría de mi infancia con tu entrada.
Enorme era el dolor que sentía
porque mientras lloraba
tu desgarrabas mi frágil cuerpo,
no importando el lazo que nos unía
y marcaste para siempre mi corta vida
llena de soledad y melancolía.
La sangre virgen que brotaba en mi
al resbalar mis delgadas piernas del corazón,
se convertían en un grito desesperado de auxilio,
que se fundía con los gemidos de un placer indebido
a los ojos de aquel que ahora llamas Dios.
En la madrugada de ese invierno frío
adiós dije a mi inocencia y hice un juramento
para no volver a sufrir por el hecho de vivir,
y sin embargo lo sigo haciendo...

¡Maldito!


Porque tú fuiste el culpable de este dolor agónico que se clava en alma

Un nuevo amanecer (Uria)


Hoy, mientras mi alma entristecida
yacía recargada en tu suave hombro
mis lagrimas se fundían en la tormenta del cielo.
Los truenos semejaban el sollozo del corazón
que se fundía con lo gris del firmamento
que habitaba en mis ojos.
No es un Dios enfadado lo que acaba conmigo,
es el cruel disparo de tu desprecio amor mio,
mas algo revive en mi alma vagabunda el la oscuridad;
es su mirar como lila alumbrada por el calido sol,
sus labios como una hoguera en invierno,
tiene inocencia de un niño ángel
que con sus divinas alas cobija mi frío existir.
Un nuevo amanecer se postra ante mi,
al que me invita a sentir, a vivir.
El amor de un ángel que habita en ti,
un camino que seguir...
Eres tú.

Pensamiento de una noche triste

Saber cuanto falta por recorrer
para llegar a un nuevo destino
y sentir de tus brazos el abrigo,
mientras mi alma se viste de lino.
Quisiera reconocer
el porque de este terrible fuego
que me quema de placer y se ahoga de frío
pero no de olvido.
Lo vivido,
aquello que he sentido,
y lo ya recorrido,
lo sufrido por no sentirte en mis madrugadas.
Saber cuanto falta por recorrer
para llegar a un nuevo destino
y sentir de tus brazos el abrigo
estando en tu camino.


Carta de Uria



Entre los sueños más recónditos de mi alma
halle tu corazón que como una frágil copa de cristal resplandecía,
al mirar tan majestuosa belleza de su figura,
perfecta, sentí un poco de lastima por mí.

Me acerque un poco más para divisar el rostro de aquella persona
de tan maravilloso corazón, era pálida
como la nieve que yacía en sobre la ventana.

Sus ojos eran como la noche llena de estrellas
invitándome a amar y hacer lo prohibido,
sus labios encarnados de sensualidad y rojos como el fuego,
pasión que ardía en mi interior.

Entre los sueños más recónditos de mi alma
me halle en tus brazos,
en un mar de sabanas blancas ardía la pasión
y vi caer del cielo una estrella fugaz hacia la tierra.

Mi ser entero se desmoronaba al ver tu hermosa expresión de amor
y tome un pequeño trozo de mi corazón para entregarlo al tuyo,
tan perfecto, y en vez de recibir uno a cambio
quedo un hueco enorme que sangraba de nuevo.

Carta para ti...

Hola:

Durante mucho tiempo sentí amarte cada día más, que cuando dijiste adiós mi alma, mi cuerpo se comenzaron a desmoronar del dolor tan grande que se hallaba en mí;
y dentro de mi la vida se iba en cada lagrima que mi alma derramaba hacia el corazón.

A veces miraba con nostalgia el cielo gris que dejo tu partida y en la madrugada fría de mi noche negra, la soledad tocaba mi puerta.

Mientras luchaba por olvidarte algo de mí comenzaba a odiarte, lo más hondo de mi ser aun tu nombre pronunciaba, lleno de amor el recuerdo extrañaba.

Inmortal se volverá el sentimiento que por mucho tiempo permanecía dentro de este cementerio gris y deseaba, rogaba al viento llevarse tu memoria lejos de mí, no había más que el deseo de poder dejar de amarte.
Hoy descubrí que...

¡El deseo es poder!