Que solitaria se encuentra esta habitación
donde una vez ángel mio te uniste a mi alma,
el cuerpo ansioso se entregaba
a la melodía del amor.
Hoy simplemente veo el recuerdo de esa ocasión
en medio de un silencio eterno del alma mía,
el cuerpo sólo resiente el dolor del corazón
después de una triste recitación de amor.
Ojala pudiera borrar de mi cuerpo esas caricias
pero por ahora se torna imposible
que la música del espíritu toque nuevas notas
de un cuerpo extraño.
Y espero que tú cariño, ángel...
sientas lo mismo.
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