Aquella luna negra, esos ojos tristes que se miraban al espejo...mios, sólo mios, repetidos en ausencia.
Como bestias devoraron mi alma, aquellas promesas y esos besos explosivos.
Perdida y hambrienta, sola y sin cobijo. A una tumba até mi cuerpo...y a las sombras ofrende mi penar.
No sabia que dejando de lado mi llanto, algun dia lo iba a extrañar.
Porque ahora no puedo llorar cuando te vas, ni cuando te desvaneces en la trémula nocturnidad.
Abrazame a ti simplemente, no me sueltes durante algunos siglos, hasta que pueda dejar de suspirar en silencios y mi corazón renasca como flores tras un largo invierno.
Besame con la furia del invierno, encierrame en tu pecho, en tu calor y dejame beber de una vez el negado elixir de tus venas.
Se mi sombra, mi alegria y mi dolor. Se mi vientre y mis manos que no ya saben de consuelo alguno.
Quemame en tu eternidad y no me dejes ir.
Canta para este abismo, sólo esta noche...llenalo con tu voz y lo que dices que en ti despierto.
LLevate contigo el momento de cuando el calor mutó en frio, la humedad en el silencio, y esta máquina torpe...en nada.
Muestrame tu universo y ese tejido de estrellas que reflugen en mis dias de tinieblas, habla amor de mi alma.
Dile que volveras por ella donde deje escurriendo para alimentar el ego de la mala hierva.
Espera dormida en algun lugar, entre la soledad y las ideas muertas. Ahí donde Dios no dejo luz...donde grite nunca más, donde pense que volveria a ver una sonrisa.
Ahora deja que lo diga cada vez que le juro a la noche...si logro mover mis labios, si tu mirada lo dice...mi voz lo entona, un himno que no olvida y a ti se entrega.
Te amo mi Ángel de fuego...
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